Y nuestro buen caballero don Nuño, tras el fallido intento(*) de salvar al pueblo de Godella, autonotaifa de Valencia, de ser violado por el vil Sarraceno Abderramám I,
el Catatatán Catatónico de Catatania, hizo justiciera tentativa de vengar la afrenta cometida por sicarios del desleal Paolus Capillas, de la Complutensis Akademic Pandemic Proletariat, a la bella y valiente doncella Dulxe Voxe, vecina de la muy Noble Ciudad de Cuenca. Y por ello, a esta ciudad de la autonotaifa castellano-manchega, cabalgó don Nuño, raudo como el viento, montado en su brioso corcel, para con el temible acero de su espada,
corregir la ofensa, y dar buena cuenta de los malandrines y bellacos agresores de la Dulxe Voxe, tal y como mandan los libros de caballería.
Y, en llegando a Cuenca, lo primero que hizo el Caballero don Nuño fue anunciarse y darse a conocer a la guardia que estaba de servicio en las puertas de la plaza:
“¡Ah de la Almena!, abrid a don Nuño”
(Centinela): Entrad y sed bienvenido, aguerrido caballero; ¿Qué os trae por estos lares?
(don Nuño): “Empresa de justicia motiva mi visita, vengar la cobarde agresión a una muy noble y bella doncella”.
Y ya en la plaza, don Nuño buscó, para el y su montura, posada, refresco, descanso, comida y bebida; el largo viaje, a todo galope, desde la autonotaifa de Valencia, había agotado por igual a caballo y jinete, y, además, las concurridas posadas y tabernas
eran excelentes fuentes de información para dar con los truhanes agresores de doña Dulxe Voxe.
Pero, ni en tabernas, posadas, y calles, estos buenos ciudadanos pudieron dar información a don Nuño
sobre la identidad o el paradero de los cobardes autores de tan rastrera canallada.
Así que, de momento, a estos violentos primates, ni la Justicia(?) ni las demás autoridades(?) parecían conocerlos ni esperarlos.
Pero lo que al galante guerrero español Nuño le quedó claro es que estos sicarios eran, 1º zurdos destacados de la zurdería, y 2º, que por ser zurdos significados tenían protección y cobijo en las “altas esferas”.
Unos les amparaban por afinidad cultural, y otros, por timidez y miedo, esto último suscitado por las violentas movilizaciones callejeras que el Akademic Pandemic Proletariat había organizado, en la capital del Reino, por la condena y posterior encarcelamiento de su correligionario,
BARACK HUSSEIN ALFÓN, destacado miembro de la banda Relámpagos de Ballekas o Centellas Ballekanas. Y parecidas algaradas y desmanes tienen planeadas por la reciente detención
del camarada Cañamero, mano derecha del alcalde Gordillo en sus ocupaciones ilegales de propiedades ajenas y ataques a honradas trabajadoras de Mercadona.
Por lo que, transcurrido un tiempo prudencial, y en vista de que nadie le podía dar razón de los anónimos canallas, que en una población tan reducida tenían que ser por fuerza conocidos y estar localizados, si no detenidos y a buen recaudo, nuestro justiciero
adalid don Nuño se marchó de Cuenca, con la promesa de volver algún día, cuando los simios tuvieran cara y nombre. Y salió de Cuenca para dirigirse a la autonotaifa de Catatonia, donde entuertos mayores, pero mejor identificados, tenían lugar en esos momentos; cabalgando hacia
el amanecer fue don Nuño, en espera de otras grandes aventuras que aquí relataremos, próximamente, en el siguiente capítulo…
Fin (por ahora)
(*) El primer episodio (8-7-2015) de las Aventuras de don Nuño trata de su llegada al pueblo de Godella, para advertirles de la inminente invasión de Abderramán el Catatán de Catatonia; aquí el enlace… https://bucker125.wordpress.com/2015/07/08/de-las-andanzas-del-noble-caballero-don-nuno/